lunes, 14 de julio de 2008

GRACIAS COMANDANTE POR SUS ENSEÑANZAS!!!!

Carlos Cambera, jefe del cuerpo activo, cumplió recientemente 30 años de servicio ininterrumpido en la loable tarea de ser bombero voluntario.
Lo hizo con dedicacación y mucho sacrificio, de ello podrán dar fe sus compañeros y su familia.
Desde este blog queremos agradecerle por todo lo que dió y seguirá dando, reproduciendo una nota que fuera publicada en su oportunidad en el diario La Gaceta.



Cuando habla sobre el fuego, su cara se ilumina, aunque aclara que es el peor enemigo y hay que tratarlo con el mayor de los respetos. Tenía sólo 14 años cuando un amigo lo invitó a sumarse a los Bomberos Voluntarios de Tafí Viejo y todo comenzó como una aventura. Pero cuando lo rodearon las llamas por primera vez, descubrió que esa sería su pasión de toda la vida. El comandante Carlos Alberto Cambera es desde 1993 el jefe del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Tafí Viejo, uno de los cuarteles más importantes de la provincia, que interviene en hechos de todo el norte del país. En su cuartel la formación es prioritaria, porque Cambera está convencido de que esta determina la calidad de respuesta a las diferentes emergencias.-

-¿Cuándo decidió ser bombero?- Fue en 1978, dos años después de que se formó el cuartel voluntario, que entonces estaba formado por la Brigada Contra Incendios de los talleres ferroviarios. Un amigo me propuso que probáramos y acepté. Con el paso de los años, esto fue calando muy hondo en mi vida. Me inscribí en la Facultad de Derecho, pero pasaba el tiempo y sentía que mi vocación iba por otro lado. Dejé la abogacía y me aboqué por completo a los Bomberos. Desde entonces, no pardejé de capacitarme en todo el país y de dedicarme a este oficio.

- ¿Cómo hizo para convertir este cuartel en uno de los más importantes de la provincia?- Lo hicimos todos, con la plena conciencia de que el estudio es lo mejor. Hacemos un sacrificio muy grande y, con ayuda, conseguimos buenos recursos. Hoy nos llaman a casi todos los siniestros que ocurren en la provincia, en Salta y en Santiago del Estero.

- ¿Cuáles son las cualidades más importantes que debe tener un bombero?- Abnegación, sacrificio y, especialmente, desinterés por uno mismo para entregarse a aquellos que necesitan ayuda. Nos mueve eso. Nuestra profesión es pasión al 100%. Nos encanta el fuego: todos los bomberos tenemos algo de piromaníacos, aunque aprendemos a respetarlo.

- ¿Recuerda algún hecho insólito que le haya tocado vivir?- Una vez un hombre había quedado atrapado dentro de un Ford Falcon, cuando este cayó a un canal. Logramos rescatarlo rompiendo algunas partes del vehículo y el hombre nos demandó ante la Justicia por los daños que le hicimos al auto.

- ¿ Tuvo muchas situaciones comprometidas en su carrera?- Toda intervención es arriesgada. En los incendios, la prioridad es salvar vidas e impedir que el fuego se propague. Para llegar al inicio del siniestro, muchas veces nos quedamos sin oxígeno. Lo peor me pasó durante el incendio de una juguetería en el centro. Quedé atrapado en el subsuelo. Pensé que no salía de esa, pero pudimos apagar el fuego. Luego tuve que ser asistido por los médicos. Los bomberos no sólo apagamos las llamas. También intervenimos en accidentes, rescates en altura y en agua, incendios forestales, emergencias con materiales peligrosos, derrames de sustancias nocivas.

- ¿ Qué cosas son fundamentales en una emergencia y poco se tienen en cuenta en la provincia?- La capacitación sobre la psicología de emergencia. Hay que saber manejar las situaciones límite. No se trata sólo de apagar el fuego. Hay que aprender a tratar a la víctima para que colabore y para que no quede afectada para toda la vida.

- ¿Qué es lo más difícil de ser bombero?- En los cuarteles hay muchos problemas de estrés postraumático. Antes se creía que éramos superhombres, pero no es así: también lloramos y sufrimos. Es una profesión tan dura que produce desórdenes en la conducta. E incluso está comprobado que los problemas cardíacos son muy comunes entre quienes trabajamos en esto. No tenemos domingos ni feriados. La pasión es tan grande que se llega a perder el trabajo y, a veces, a padecer problemas familiares muy importantes.

- ¿Cómo ve actualmente la actividad en la provincia?- Falta mucha capacitación. En los siniestros, las nuevas tecnologías nos exigen estar preparados para actuar. Por ejemplo, en los accidentes en los que hay que rescatar víctimas se nota que no se sabe cómo hacer ante las nuevas tecnologías de los vehículos. Esto no se trata sólo de salvar vidas, sino también de garantizar que esa persona salga bien. Tucumán necesita un instituto de capacitación que no nos obligue a viajar todo el tiempo para estudiar. Hoy las emergencias exigen capacitación para evitar riesgos en las vidas de los bomberos y de las víctimas. También carecemos de un centro de entrenamiento en condiciones reales. Nos entrenamos en aproximación y eso no sirve.

- ¿Falta equipamiento también?- En realidad, no hay una actualización de los equipos. Faltan cámaras térmicas, detectores de gases, escaleras y otros equipos necesarios para las emergencias que vivimos hoy.

- ¿Aumentaron los siniestros?- Muchísimo. En la década del 80 hacíamos unas 30 intervenciones anuales. Ahora, unas 350.

- ¿Algunos de esos siniestros habrían podido evitarse?- La mayoría. El problema es que hay muy poca inversión en materiales de prevención. Aunque Cromagnón marcó un antes y un después en materia de seguridad, todavía un 40 % de los edificios no se ha equipado para enfrentar incendios. Lo más grave es que casi todos son organismos estatales. A los mayores riesgos, actualmente, los afrontan los establecimientos públicos, como escuelas y hospitales.

- ¿Cuáles son los más graves siniestros que ocurren en la actualidad?- La provincia está en llamas. Se agravaron los incendios de pastizales y de cañaverales. Lo peor es que todos son intencionales. Se hacen quemas deliberadas. El mes pasado tuvimos hasta siete intervenciones de este tipo por día. Respecto del año pasado, estos siniestros se incrementaron en un 40 %.

- ¿Cuáles son los riesgos de que estos hechos sigan aumentando?- Los riesgos son muy grandes porque el fuego puede afectar propiedades e incluso cobrarse vidas. Además, estas quemas dañan seriamente los sistemas eléctricos y el medio ambiente, y causan un incremento en los índices de las enfermedades respiratorias. En el piedemonte, la quema de vegetales ha dejado el suelo destruido, totalmente erosionado. Después nos preguntamos por qué nos inundamos o se colmatan los embalses. Estos incendios triplican la pérdida del material de los Bomberos y el desgaste del personal.

- ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser voluntarios?- Un problema es nuestro presupuesto, no tenemos uno fijo. Dependemos de la ayuda de la comunidad, del Estado y de las empresas. Esto tiene su lado bueno porque en Tafí se valora mucho a los bomberos y nos ha permitido adquirir muchos recursos materiales. En lo que se refiere a nosotros, ser voluntario es lo mejor porque uno hace lo que quiere y lo que le apasiona. Pero cuando uno cosecha éxito, de pronto tiene que vivir y realizarse también económicamente. Todos aquí llevamos una doble vida, porque tenemos la necesidad de trabajar en otros lados. Esto también juega en contra de la actividad porque disponemos de la gente para trabajar y capacitarse sólo en sus tiempos libres. Los bomberos voluntarios tenemos una vida paralela en el mejor sentido de la palabra. Por un lado está el padre de familia, el trabajador, y por el otro, el bombero.